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lunes, 16 de mayo de 2011

Fin de la historia de un pequeño pingüino azul.

Después de 50 días y 50 noches, Azulón y el pigmeo llegaron volando a El Dorado, donde estaba la tribu de moteros de Hernán Cortés.
-¡Te reto, malvado creador de fritangas!- dijo Azulón.
-¡Pues agárrate, pájaro bobo; Fritangus, te elijo a ti!







-¡ llamas a mí! Uayayayayayayayayayayaya

¡PAF! ¡TUNDA! ¡LEÑE!

-No ... no puede .... ¡no puede ser! dijo H.C.
-Si puede ser, y ahora... ¡STRONCH! ¡UAAC!

-¡ay! volveré, dijo H.C.


Y por fin hubo paz en América.

FIN





Y esta historia enseña porque no tienes que comer castores.

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