Después de 50 días y 50 noches, Azulón y el pigmeo llegaron volando a El Dorado, donde estaba la tribu de moteros de Hernán Cortés.
-¡Te reto, malvado creador de fritangas!- dijo Azulón.
-¡Pues agárrate, pájaro bobo; Fritangus, te elijo a ti!
-¡ llamas a mí! Uayayayayayayayayayayaya
¡PAF! ¡TUNDA! ¡LEÑE!
-No ... no puede .... ¡no puede ser! dijo H.C.-Si puede ser, y ahora... ¡STRONCH! ¡UAAC!
-¡ay! volveré, dijo H.C.
Y por fin hubo paz en América.
FIN
Y esta historia enseña porque no tienes que comer castores.